miércoles, 26 de junio de 2013

DE RAMAS Y REMAS
Liliana Lapadula ©

Con la confianza de que la palabra hace la luz, nos llegan estos poemas de Liliana Lapadula, quien nos habla dado ya un magnífico primer libro. Es condición para hacer contrato con este nuevo texto, aceptar premisas como la anterior. Si la palabra no iluminara sería demasiado sombrío este viaje por los círculos que nos recuerdan La Divina Comedia (no es casual que uno de sus poemas está dedicado a Cerbero, perro del Infierno). El mal puede ser la traición, lo falso, lo cruel, el desamor, la soledad. Cómo es posible que una voz bella registre lo feo, lo feroz. Si enuncia “lo que no se debe decir”, no tiembla porque el poeta a la muerte la nombra de pie. Pero hay pausas. En un momento fundamental de la obra, siente que alguien le toca la espalda y dice: Hay un lugar. “Preparado”, recordamos nosotros. Tendremos que llegar al final de la lectura para saber que es el sitio más amoroso que pudiere ser dado. Con estas últimas palabras comprendemos que en esta obra el tiempo es circular y siempre se llega al momento de gozo.
Muy revelador es el poema que nombra a Rilke y a Pizarnik, dado que el poeta no debe encandilarse con la belleza hasta pulverizarse los ojos como en el verso de Alejandra. No debe estar pasivo sino activo para construir el poema. Sus pasos son: palabra, luz y poesía. El contemplar es bueno, pero con intermitencias, pues el poema nos dice De la acción a la creación y de la creación a la acción (no en vano la poeta es fundadora de “La Palabra en fe Movimiento”). El poema dedicado a la poesía la ubica en un lugar privilegiado. Como una alteración de la naturaleza, sus pies son ramas y en su garganta hay raíces. Estas pueden tener que ver con la intertextualidad, espléndidamente utilizada. La escritura deja señales de otras artes como el teatro (escenario, máscara, primera escena) y la pintura. El yo poético escribe con los ojos, las manos, el dedo, la voz, los labios, la saliva, con todo el cuerpo.
No vamos a desentrañar el titulo que, como el poemario y la existencia, es un rompecabezas.
El título se refiere a la voz poética y al lector, si lo tomamos en segunda persona del singular. Nos limitaremos a la palabra remas. Un primer sentido del vocablo seria "mueves la embarcación", que en la obra está presente hasta de sangre y de papel. Un segundo sentido nos lleva a “luchas”, con la vida y con las palabras. Tan valiente es esta voz que hasta se nos presenta en la desazón de no lograr el poema, en la sequedad. En tercer lugar, la palabra remas nos remite a un término lingüístico, a las unidades de la estructura temática. Aunque el tema sea uno, cada oración puede continuar el de la anterior y mostrar un avance en cuanto a la información, lo que hace que el texto sea uno y diverso. Un recorrido para la emoción y la inteligencia.
Isabel Llorca Bosco


LILIANA LAPADULA nació en San Martín, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Es pota, libretista, arteterapeuta y coordinadora desde 1988 de los talleres de escritura y recitales de poesía y música “La Palabra en Movimiento”.
Ha publicado: Pasillo negro de flores rotas (poesía, 1988, Editorial Filofalsía), en la antología internacional Mujeres Poetas en el País de las Nubes XIII (México 2005) y en distintos foros y blogs nacionales e internacionales de internet. Su obra inédita consta de cinco libros de poesía, uno de cuentos y varias piezas breves de teatro.
Obtuvo algunas distinciones entres ellas: Premio Autor Local 2007 en el I Certamen Nacional de Poesía de la Municipalidad de Gral. San Martín y en 2012 el Premio “Mujer en las Letras”, otorgado por ACEP (Asociación Civil de Empresarias y Profesionales de Gral. San Martín).
Co-coordina desde marzo 2010 con la escritora María Julia Druille el ciclo “La Serendipia – Encuentro de Escritores”. 

Ficha técnica:
Liliana Lapadula, De ramas y remas, Buenos Aires, Tersites 2013.
ISBN 978-987-27021-6-8

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