DE RAMAS Y REMAS
Liliana Lapadula ©
Con la confianza de que la
palabra hace la luz, nos llegan estos poemas de Liliana Lapadula, quien nos
habla dado ya un magnífico primer libro. Es condición para hacer contrato con
este nuevo texto, aceptar premisas como la anterior. Si la palabra no iluminara
sería demasiado sombrío este viaje por los círculos que nos recuerdan La Divina Comedia (no
es casual que uno de sus poemas está dedicado a Cerbero, perro del Infierno).
El mal puede ser la traición, lo falso, lo cruel, el desamor, la soledad. Cómo
es posible que una voz bella registre lo feo, lo feroz. Si enuncia “lo que no
se debe decir”, no tiembla porque el
poeta a la muerte la nombra de pie. Pero hay pausas. En un
momento fundamental de la obra, siente que alguien le toca la espalda y dice: Hay un lugar. “Preparado”, recordamos
nosotros. Tendremos que llegar al final de la lectura para saber que es el
sitio más amoroso que pudiere ser dado. Con estas últimas palabras comprendemos
que en esta obra el tiempo es circular y siempre se llega al momento de gozo.
Muy revelador es el poema que
nombra a Rilke y a Pizarnik, dado que el poeta no debe encandilarse con la
belleza hasta pulverizarse los ojos como en el verso de Alejandra. No debe
estar pasivo sino activo para construir el poema. Sus pasos son: palabra, luz y
poesía. El contemplar es bueno, pero con intermitencias, pues el poema nos dice
De la acción a la creación y de la
creación a la acción (no en vano la poeta es fundadora de “La Palabra en fe Movimiento”).
El poema dedicado a la poesía la ubica en un lugar privilegiado. Como una
alteración de la naturaleza, sus pies son ramas y en su garganta hay raíces.
Estas pueden tener que ver con la intertextualidad, espléndidamente utilizada.
La escritura deja señales de otras artes como el teatro (escenario, máscara,
primera escena) y la pintura. El yo poético escribe con los ojos, las manos, el
dedo, la voz, los labios, la saliva, con todo el cuerpo.
No vamos a desentrañar el titulo
que, como el poemario y la existencia, es un rompecabezas.
El título se refiere a la voz
poética y al lector, si lo tomamos en segunda persona del singular. Nos
limitaremos a la palabra remas. Un primer sentido del vocablo seria
"mueves la embarcación", que en la obra está presente hasta de sangre
y de papel. Un segundo sentido nos lleva a “luchas”, con la vida y con las
palabras. Tan valiente es esta voz que hasta se nos presenta en la desazón de
no lograr el poema, en la sequedad. En tercer lugar, la palabra remas nos remite a un término lingüístico,
a las unidades de la estructura temática. Aunque el tema sea uno, cada oración
puede continuar el de la anterior y mostrar un avance en cuanto a la información,
lo que hace que el texto sea uno y diverso. Un recorrido para la emoción y la
inteligencia.
Isabel Llorca Bosco
LILIANA LAPADULA nació en San
Martín, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Es pota, libretista,
arteterapeuta y coordinadora desde 1988 de los talleres de escritura y
recitales de poesía y música “La
Palabra en Movimiento”.
Ha publicado: Pasillo negro de flores rotas (poesía,
1988, Editorial Filofalsía), en la antología internacional Mujeres Poetas en el País de las Nubes XIII (México 2005) y en
distintos foros y blogs nacionales e internacionales de internet. Su obra
inédita consta de cinco libros de poesía, uno de cuentos y varias piezas breves
de teatro.
Obtuvo algunas distinciones
entres ellas: Premio Autor Local 2007 en el I Certamen Nacional de Poesía de la Municipalidad de
Gral. San Martín y en 2012 el Premio “Mujer en las Letras”, otorgado por ACEP (Asociación
Civil de Empresarias y Profesionales de Gral. San Martín).
Co-coordina desde marzo 2010 con
la escritora María Julia Druille el ciclo “La Serendipia – Encuentro
de Escritores”.
Ficha técnica:
Liliana Lapadula, De ramas y remas, Buenos Aires, Tersites 2013.
ISBN 978-987-27021-6-8
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